Etna fauna

Fauna del Etna: animales que viven en el volcán

El Etna, el volcán activo más alto de Europa, no solo es un impresionante espectáculo geológico, sino también un auténtico santuario de biodiversidad. Sus laderas albergan una sorprendente variedad de especies animales que han aprendido a convivir con un entorno en continua evolución, formado por coladas de lava, hayedos, pinares y mesetas desérticas. En este ecosistema dinámico, la fauna del Etna representa un ejemplo extraordinario de adaptación y resistencia.

Mamíferos resistentes en entornos volcánicos

Entre los primeros habitantes silenciosos del volcán se encuentran los mamíferos, algunos de los cuales se pueden avistar fácilmente durante las excursiones más tranquilas. El zorro rojo (Vulpes vulpes) es quizás el animal símbolo del Etna: esquivo pero común, merodea por los bosques de castaños y robles, llegando hasta los 2000 metros de altitud. Ágil y astuto, se alimenta de roedores, huevos, pequeños reptiles y frutos, y se adapta tanto a los bosques densos como a las zonas más abiertas.

Otro habitante esquivo pero presente es el gato montés (Felis silvestris), animal nocturno y solitario que prefiere las zonas más apartadas. No es raro encontrarse también con la comadreja (Mustela nivalis), ágil cazadora de roedores, o el puercoespín, fácilmente reconocible por el inconfundible susurro de sus púas. A estos se suman el erizo (Erinaceus europaeus), el musaraña y, por supuesto, la liebre (Lepus corsicanus) y el conejo silvestre (Oryctolagus cuniculus), ambos frecuentes en los campos abiertos y matorrales hasta los 1800 metros.

Estos animales, aunque a menudo poco visibles, desempeñan un papel fundamental en el equilibrio ecológico del volcán, contribuyendo al control de los insectos y a la dispersión de las semillas.

Aves y rapaces: los dominadores de los cielos del Etna

Por encima de las copas de los árboles y a lo largo de las paredes rocosas, el cielo del Etna está vigilado por una nutrida presencia de aves rapaces, señal de la salud del ecosistema. Entre los más majestuosos destaca el águila real (Aquila chrysaetos), que ha vuelto a anidar en las paredes rocosas más remotas. Con una envergadura que supera los dos metros, esta reina de los cielos caza roedores, liebres e incluso zorros, manteniendo un equilibrio natural fundamental.

Junto a ella, vuelan regularmente los buitres (Buteo buteo), los cernícalos (Falco tinnunculus), los gavilanes (Accipiter nisus) y el temido halcón peregrino (Falco peregrinus), uno de los pájaros más rápidos en picado. Estas aves rapaces encuentran en el volcán una gran disponibilidad de presas y un entorno poco perturbado.

Pero el Etna también es el hogar de aves más discretas, pero no menos fascinantes. Entre las especies endémicas destaca la perdiz siciliana (Alectoris graeca whitakeri), que vive entre rocas y matorrales, a altitudes comprendidas entre los 800 y los 2000 metros. Es un ave tímida, con plumaje camuflado, pero fácilmente audible en los meses de primavera.

Los bosques más densos, en cambio, albergan una multitud de especies cantoras y picadoras: pinzones (Fringilla coelebs), petirrojos (Erithacus rubecula), picos picapinos (Dendrocopos major), cojones sicilianos (Aegithalos caudatus siculus) y carboneros de cresta sicilianos (Lophophanes cristatus), pequeños y vivaces, endémicos de la isla. Las mañanas de verano en el Etna suelen estar acompañadas por su canto.

Reptiles e insectos: equilibrio silencioso y biodiversidad

Incluso las zonas lávicas, más áridas y soleadas, están lejos de estar desprovistas de vida. Aquí, los reptiles encuentran un hábitat perfecto para la termorregulación. El más conocido, y a veces temido, es la víbora del Etna (Vipera aspis), un reptil venenoso pero básicamente pacífico, que prefiere esconderse antes que enfrentarse al hombre. No es muy frecuente avistarla, pero es importante respetar su hábitat.

Entre las piedras y en los muros de piedra seca también se esconden lagartijas, salamanquesas, la culebra leopardo (Zamenis situla) y la culebra de collar (Natrix natrix), todas ellas inofensivas para el hombre y fundamentales para controlar las poblaciones de insectos.

Y precisamente los insectos son un componente invisible pero vital de la fauna del Etna. Entre las especies más fascinantes se encuentran las mariposas, como la aurora del Etna, una rara y espléndida mariposa con reflejos blancos y naranjas, que se puede observar en los meses cálidos. Otras mariposas comunes son la Vanessa atalanta, la Aglais urticae y la Lysandra icarius, que colorean los senderos y los claros durante la primavera.

Conclusión

La fauna del Etna es un mosaico vivo, en constante cambio, al igual que el volcán que la alberga. Cada especie, desde los depredadores hasta los insectos polinizadores más pequeños, contribuye a mantener el equilibrio de este ecosistema único en su género.

Caminar por los senderos del Etna no solo significa observar paisajes lunares o cráteres humeantes: significa entrar en contacto con una naturaleza silenciosa pero muy rica, que merece respeto, atención y protección.

Con Etnaway puedes disfrutar de una excursión guiada para descubrir esta extraordinaria fauna, acompañado por guías de senderismo medioambientales que te ayudarán a reconocer las huellas, los sonidos y los signos de la presencia animal. Cada excursión es una oportunidad para aprender, explorar y maravillarse.

Prenota la tua esperienza

Dettagli del tour

Dettagli personali

Reserva tu experiencia

Detalles del recorrido

Datos personales